Escudo de la República de Colombia

Protesta pública y conmemoración

El movimiento social de mujeres en Colombia y América Latina comenzó a denunciar las violencias contra las mujeres en una época en que eran ampliamente toleradas. En el proceso de hacer visible su recurrencia, sus distintas expresiones y sus consecuencias en las vidas de las mujeres, se fueron desvelando los mecanismos sutiles y explícitos que las justificaban al calificarlas como asuntos excepcionales, que pertenecían a la esfera privada y no ameritaban la intervención de la sociedad o del Estado.

Las movilizaciones del 25 de noviembre resultaron de la confluencia entre el movimiento feminista y el movimiento social de mujeres. Ofreciendo a las mujeres la posibilidad de nombrar públicamente un asunto que aún se consideraba vergonzoso y remitía a la idea de culpa y fracaso personal o que, incluso, era despreciado al considerarse que generaba división en el seno de las organizaciones sociales y populares.

Medellín, 25 de noviembre de 1981

En el primer número de la revista Las Brujas se habla sobre el feminismo y la lucha contra la violencia machista. “Nuestra lucha intenta, y de hecho se convierte, en una lucha que subvierte todos los campos de la vida y la cultura”, afirma Clara Mazo del Colectivo de Mujeres de Medellín en 1982.

Junto al texto vemos una litografía que reproduce una mujer portando una pancarta, otra con el puño en alto y una más que grita a viva voz en medio de la noche. El pie de foto dice: “Marcha ‘No más Violencia contra las Mujeres’. Medellín, 25 de noviembre de 1981”.

La lucha contra la violencia del patriarcado era, entonces como ahora, una causa subversiva.

Pocos meses antes las feministas latinoamericanas habían convocado a la “realización de marchas y actos que hagan público un testimonio de protesta y un señalamiento de las formas de violencia que se ejercen diariamente contra la mujer”.

El Colectivo de Mujeres de Medellín, Las Brujas y la Unión de Mujeres Demócratas organizaron una manifestación que recorrió las calles del centro y llegó al parque de Bolívar con el lema “NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES”, mientras la gente miraba con sorpresa desde el filo de los andenes o la comodidad de sus balcones.

Una mujer levantaba una marioneta gigante con un texto en el regazo: “NO SOMOS MUÑECAS”.

Las fotografías conservadas por la Universidad Nacional de Colombia permiten reconocer a algunas de las protagonistas de esa protesta, así como los mensajes de los carteles que fueron llevados para irrumpir en el espacio público: “Cuando una mujer es violada todas somos violadas”; “Somos imágenes, pero no somos nosotras mismas”; “Gozar es un derecho no más hijos sin deseo”.

Y algo más corto, certero: “Estamos por la utopía”.

Hace cuarenta años una de Las Brujas, Flora Uribe, dejó este testimonio: “Estoy convencida de que una apropiación de nuestro cuerpo, sexualidad y goce, cambiará el curso de la Historia y romperá la violencia originaria sobre la cual se han basado todas las demás opresiones, ya que esta lucha por emerger como seres libres en la Historia es una lucha política que acarreará profundos cambios económicos, sociales y culturales”.

 



Aura López, “No más violencia contra la mujer. Entrevista a Flora Uribe y Clara Mazo”, Las Brujas, Medellín, 1982, pp. 27-32.