Escudo de la República de Colombia


Guiada por la idea de manicomio como un sitio de paso, esta exposición reinstaura lo cotidiano en un espacio que fue marcado por la locura, entreabre sus puertas y se asoma por sus ventanas para descifrar sus textos, escuchar ecos de sus voces y dibujar sus gestos en este lugar de la memoria

Manicomio: de la locura a la memoria invita a explorar en clave plástica, histórica, sonora y cartográfica los expedientes clínicos del antiguo Manicomio - hoy Hospital Mental de Antiquia- que custodia el Laboratorio de Fuentes Históricas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín




La diversidad de la población del Manicomio nos muestra que los trastornos mentales sobrepasan demarcaciones biológicas y sociales. Quienes por allí pasaron tenían una historia de vida, cuestionaban la mirada médica y construían sus propias explicaciones sobre su condición. Las cartas y constantes anotaciones en las historias clínicas señalan un sentimiento de abandono por parte de sus allegados y una necesidad constante de reconstruir la vida extramuros.

Aquí nos interesa la voz de quienes fueron diagnosticados y confinados en un lugar lleno de incógnitas. El ir y venir de quienes allí habitaron y las características actuales de la edificación conducen a pensar en un sitio de paso, un momento efímero y una pequeña fracción de tiempo que puede cambiar la vida y que denota nuestra cercanía con lo que hasta hoy llamamos locura.

Manicomio. De la locura a la memoria reconstruye la perspectiva de quienes estuvieron internos el Manicomio Departamental de Antioquia desde su fundación en 1892, hasta su cierre y traslado al actual Hospital Mental de Antioquia en 1961.




El lugar fue escogido por estar situado sobre una colina con fuertes vientos provenientes del norte. Se construyó una alta fachada en el costado sur y se dejaron frondosos bosques a los lados y en el costado norte, además del levantamiento de los altos muros entre los que hoy nos encontramos. Este espacio se ubicaba a 1.5km de la ciudad en un lote de 13142m2, dividido en pabellones con 132 celdas de dos metros y medio de ancho por cinco de largo, patios, comedores y despensas.

Al momento de su apertura, en 1892, predominaba en medicina mental el Alienismo, corriente originada en Francia que buscaba comprender la lógica remanente del loco o alienado para restituir lo que quedaba de cordura y poder curarle, por lo cual el espacio se pensó como terapéutico y los métodos de coerción física se reservaron a quienes tenían accesos de furia. El ingreso y reingreso de personas hizo que constantemente se buscara ampliar las instalaciones, adquirir suministros médicos, agua potable y electricidad, entre otros, lo que lleva nuevamente a pensar este espacio como una reproducción a escala de un mundo exterior que se tecnificaba cada vez más.


La búsqueda de una solución al padecimiento mental, la resolución de problemas familiares, la evasión legal, la búsqueda de alimento y cobijo, el resguardo del orden moral, hasta la prevención del daño a sí mismo y los demás, fueron los diversos argumentos para solicitar el internamiento de una persona. Si bien el espacio fue diseñado y pensado para un fin terapéutico y de defensa social, los usos y apropiaciones de las personas respondieron a necesidades de personas, familiarese instituciones. Este tipo de espacios pueden ser vistos como “sitio de paso” pensado por quienes lo habitaron como un lugar intermedio entre su vida en el exterior, su periodo de internamiento y los anhelos o planes a desarrollar después de salir.

En momentos de crisis el espacio era ocupado por personas en busca de techo. Algunos buscaban el internamiento como forma de escapar a la responsabilidad penal, otros, como forma de ser trasladados desde la cárcel. En diferentes municipios los alcaldes e inspectores remitían al Manicomio a quienes consideraron que podrían quebrantar el orden social. Las familias lo usaban para aislar parientes incómodos delegando el cuidado a los médicos cuando sus capacidades eran sobrepasadas. Estas mantuvieron un diálogo constante con la institución enviando o retirando a sus parientes, incluso en contra de las recomendaciones médicas. También hubo quienes depositaron en el Manicomio sus esperanzas de sanarse o recuperar a sus seres queridos y darle solución al padecimiento mental.

El Manicomio fue una institución para la salvaguarda del orden moral y social. Allí llegaban personas que “proferían palabras obscenas”, que “atentaban contra la moral” y que tenían “comportamientos inadecuados” que justificaban el internamiento. Las historias clínicas evidencian que existió una constante asociación entre locura y peligrosidad, por lo cual se anotaba que “es peligroso para sí mismo y para los demás”.


Al interior de los manicomios se reconstruye en pequeña escala la dinámica social del mundo exterior. En el caso del Manicomio Departamental de Antioquia, cohabitaron entre sus muros las personas en busca de atención, un médico director, un médico interno, síndicos, un sacerdote y las Hermanas de la Caridad. Por solicitud de sus familias, enviados por inspectores de policía, alcaldes o por voluntad propia, a este lugar ingresaron más de 80 000 personas. Los pasillos del Manicomio fueron habitados por sujetos que antes de su internamiento tenían oficios como zapateros, barberos, cocineras, labores domésticas, limpieza, cultivo, médicos, maestras, agentes de policía, etc.

Mientras que para algunos el internamiento significó una posibilidad terapéutica, para otros significó una suspensión de sus vidas, un paso por un espacio donde su vida fue narrada y reconstruida por los médicos, un lugar al que fueron llevados por la divergencia de sus comportamientos y donde la etiqueta diagnóstica otorgada conllevó a que la validez de sus palabras fuera cuestionada por sus allegados y el personal de la institución





Hace referencia a quien transgrede un comportamiento socialmente delimitado y escapa de diversas convenciones sociales.

Término que se usaba para denotar la condición de interno y que refleja un modelo custodial que, más que dar solución a los padecimientos mentales, utilizó el espacio como un sitio de confinamiento y aislamiento social.


las personas fueron catalogadas como “enajenadas” o “alienadas”, en referencia a la pérdida del juicio, a la extrañeza de sí mismo y a la posible recuperación mediante la intervención del modelo alienista.
En 1946 se planteó la necesidad de llamar “enfermos mentales”a quienes debía considerarse como “una personalidad humana y digna que conserva casi siempre cierta noción de sí mismo y cierta capacidad de sufrimiento”






En los casi 70 años de funcionamiento del Manicomio, pasaron por la dirección nueve médicos. A través de la observación de los asilados, diseñaron cátedras universitarias sobre enfermedades mentales y psiquiatría e intentaron dar un orden a las instituciones.

A comienzos del siglo xx, cuando la medicina de la mente comenzaba a separarse de otras ramas de la ciencia, eran vistos con ojos de extrañeza. En general, estos médicos eran señalados como iguales a los locos que custodiaban. Su lenguaje incomprensible, al ser una disciplina en proceso de tecnificación, era catalogado como un síntoma propio de locura.




"[Lázaro Uribe Cálad es] un hombre muy raro […] Tiene días en que es delicado, en otros es brusco, inteligente siempre y de grandes conocimientos en su ciencia […] siempre se ha dicho que el doctor Uribe es loco, que le dio por ser director y que el gobierno, bajo este pretexto, lo recluyó. Después, en vista de la gran organización que le dio al establecimiento, lo que era locura, se fue convirtiendo en vocación y es hoy un médico excelente

El Colombiano, 26 de junio de 1934.





En 1905 las Hermanas de la Caridad firmaron un convenio temporal para encargarse de la administración, orden, aseo y moralidad del manicomio. Sin embargo, estuvieron presentes hasta 1965 cuando fueron reemplazadas por enfermeras profesionales en el actual Hospital Mental de Antioquia. Las monjas hicieron observaciones a las autoridades sobre las condiciones del lugar y el estado de las personas intervenidas. En diversos casos, fueron las encargadas del cuidado y registro de los tratamientos en las historias clínicas


Desde su llegada a Colombia en 1873, las Hermanas de la Caridad administraron gran parte de las instituciones de beneficencia en el país, tales como hospitales, asilos y orfanatos. Estas monjas estuvieron presentes al interior de hospitales en departamentos como Antioquia, los Santanderes, Tolima y Huila, así como en Bogotá y la Costa Caribe.


Quienes allí permanecieron fueron hombres en su mayoría, con una edad promedio de 35 años, provenientes principalmente de Medellín y otros municipios de Antioquia, de Departamentos como Caldas, Chocó, Atlántico, Bolívar y Tolima, así como una pequeña proporción de extranjeros de países como España, Chile y Alemania.Como evidencian estos expedientes, las personas ingresaban por motivos como la búsqueda de tratamiento, la evasión de procesos penales, eran llevados por su familia o enviados por la policía, etc.
Otros “locos” continuaban integrados a las dinámicas sociales de sus lugares o eran atendidos en el seno familiar, pero el tornarse violentos o proferir palabras incomprensibles hacía que sus familiares buscaran su internamiento. En menor proporción se internaron voluntariamente.






Lo que compartieron todas las personas en este espacio es que el periodo de estancia fue solo una fase de la atención a la enfermedad y una pequeña fracción de sus historias de vida.

Aunque sus experiencias y percepciones del internamiento fueran silenciadas o descalificadas por los médicos, familiares y entorno social, nos dan cuenta de las esperanzas, normas y valores de una época, de cómo un comportamiento o palabra puede romper el frágil hilo de lo socialmente aceptado.

Casa de Alienados de Medellín

(1878 - 1892)

La primera institución que buscó dar respuesta a la enfermedad mental fue la Casa de Alienados de Medellín, conocida como la "Casa de Locos", la cual funcionó en diversos lugares del centro de la ciudad entre 1878-1892. Esta era de alcance municipal y se mantenía principalmente de donaciones de privados.

Manicomio Departamental de Antioquia

(1892- 1958)

El Manicomio se organizó para modernizar la atención y el tratamiento del padecimiento mental, en un lugar en el nororiente de la ciudad recomendado por la Academia de Medicina de Medellín por su ubicación en la periferia, con sumiistro de agua, ventilación natural, clima templado y espacio dedicado a huertas y talleres donde las personas en recuperación pudieran trabajar. Este modelo asistencial consideraba el manicomio como un dispositivo terapeútico y buscaba sustituir las cadenas y grilletes por terapias morales, trabajo y escucha de las personas que demandaban atención médica.

Hospital Mental de Antioquia
(HOMO)

(1958 - presente)

Diversos sectores de la ciudad y misiones médicas internacionales exigieron una reforma a la asistencia psiquiátrica y una solución a problemas que presentaba el antiguo manicomio: haciamiento, obsolesciencia terapeútica, abandono estatal, poco presupuesto y personal médico. En la década de 1950 comenzó a construirse una nueva edificación en el Municipio de Bello. El traslado de pacientes inició en 1958 cuando se inauguraron los primeros pabellones. En 1961 fueron trasladados los últimos pacientes de Aranjuez y así el HOMO se consolidó como el principal centro de atención para la enfermedad mental en esta región del país.

 

 

 

Mi querido Alfonso.
Con tanta tristeza te envío en esta carta mi saludo ya que probablemente no nos veremos jamás. Yo no tuve la culpa, mi querido Alfonso, de tu desgracia. Digo desgracia porque es mas que aquello la situación en que te encuentras: si tú no te vas conmigo moriré de pesar al saber que yo por mi pobreza te hice llegar hasta lo mas horrible de los lugares. Diles que no me querés que no vives conmigo, que no compartís tus tristezas o algunas conmigo para que te dejen el[sic] libertad que después que estes libre tu sabrás si correspondes mi amor o lo desprecias pues me parte el corazón saber que por mi causa te tengan tus[sic] familia como veo, ella que no tiene corazón. Tú veías como todos mi bajeza que yo nunca he tratado de ocultar lo único que te puedo decir es que soy pobre como ven lo salvo pero tan digna de llevar tu apellido como lo más digna señorita, espero tú mismo nos ayudes diciendo lo que a bien tengas pues ya ahora mismo nos vamos con el corazón partido dolor. Adiós pues esposo mío aunque tu familia me entregue a la desesperación moriré con tu nombre en mis labios.
Te envía muchos besos.

 

El manicomio
Medellín 11 septiembre 1937.

Muy apreciada:
La saludo con sincero afecto en unión de los suyos.
En nombre de una larga amistad prendida sobre valores determinados y fijos, le hago la rendida súplica de su intercesión para obtener mi libertad. Usted bien sabe a su buen criterio no se escrepa la injusticia que encarna mi larga estadía en un lugar tan impropio para un hombre que como yo he gozado de una salud perfecta tanto somático psíquicamente. Con resignada y paciente espera he sufrido lo que no puedo calificar con otro nombre que el de prueba. Sus influencias tan necesarias como eficaces debe usted ponerlas hoy al servicio del amigo que nuevamente le ruega este pequeño gran favor.
Se despide con todo afecto su obsecuente servidor y amigo.

 

Mi recordada familia. Estas palabras no serán ya sino para recordarles el mal proceder que han secundado por tantas veces. De que les sirve a ustedes que me hayan mandado abrigos, ropas y otros objetos? esto es lo que yo les derivo?(...) Así me creo ya sin padres, sin hermanos, sin familia como en un lugar ignorado y desconocido por la historia y rodeado de las barreras de la ignorancia. (...)Por lo expuesto les digo que no volveré a donde ustedes que tampoco, a donde las citadas brujas, pues a mi no me obliga Dios hacer compromisos por la fuerza y esto se ha repetido muchas veces y creerán ustedes que esto es conciencia y ley de Dios y forma ideada por la iglesia para salvar al mundo? (...)les digo que no les escribo mas, ni quiero más mamás ni más papás ni más parodias ni mas remedio ni más proyección de sombras de augural sapiencia que nada les debo ni les sufro con amor más castigo y explotación que deseo mi libertad con el fin de ganarme el pan por medio de mi trabajo honrado todo día que pasa son más perjuicios para mí.

(...)Como les digo ya casi se me acaba mi platica y aquí preso no tengo forma de conseguir más pero me queda la satisfacción de que la gasto para no alcahuetearle a los curas y gobierno, hermanas, las fantásticas creencias y las enseñanzas tan contrarias a las nuestras.(...)
Les pareció mejor a las brujas hacerme un desgraciado, no obedecer a la conciencia ni compadecersen de la vejez y salud de ustedes y a quién verían en la puerta de su casa con quien tenían que arreglar perjuicios y dudas?(...) (...)Me despido de ustedes para siempre y les doy mis más expresivos agradecimientos por haber sido ustedes mi genitores [sic] y el sacrificio que hicieron por mi en mi niñez y juventud y hoy ya viejo y sufrido desean dejarme preso para secundar la traición y condenar la verdad que Dios les de paz y tranquilidad y una piadosa muerte y la bienaventuranza en el cielo(...)
Su hijo y hermano que les recuerda con doble sentimiento.
Manicomio Marzo 8-1950

 

Muy estimado doctor:
Con pena pues es la primera vez que lo hago, en tantos años de venir aquí, pongo a usted la queja de la mala conducta y educación del celador que reemplazó al señor (). Se trata de que estábamos en mi celda anoche y el suscrito cuando se presentó el dicho y sin proferir palabra, empezó a dar con el mazo de llaves fuertes golpes en la puerta sin duda indicandoles que salieran. Considero que es un irrespeto, máxime en tratándose de personas mayores.(...)
Hasta de quien menos lo espera tiene uno que disimular imprudencias y abusos de confianza como me ocurrió hace pocos días con el doctor S, que vino a aconsejarme que me recluyera en un convento. Ya en otra ocasión, de buenas a primeras, se tomó la libertad de aconsejar también que me pusiera un hábito de San Francisco, cosa que me repitió doce veces consecutivas, hasta que hube de manifestarle que empezaba a creer que él (el doctorcito) estaba sufriendo la misma enfermedad del hermano de él. Esta segunda actuación o consejo no solicitado, me ha hecho “volver la hoja” y pensar que más que para el matrimonio, él era el que tenía vocación para fraile consejero, si bien la carita picaresca y… se me fué el vocablo, no se aviene bien con la capucha.(...)
Perdone la molestia a su atento amigo y seguro servidor

 

Enero 27 de 1958
Respetado doctor, tengo el honor de dirigirme a su persona para decirle que hace 3 meses estoy de nuevo en el patio San José, después de haber sido detenido 20 años y haber conseguido la salida. Las damas (...)han mentido a la justicia pues al retirarme de Medellín para Andes (...), se sirvieron de mano especial para darme una copa de “Brandy” con leche y así poder perpetrar la traición y que yo viniera a pagar como un delincuente a este basurero (...)soy un hombre de 60 años 5 meses y mi salud es buena pero la voy a perder porque el régimen dictatorial y despótico de algunos guardianes es considerarme como la peor basura (...). Este es el objeto de estas letras con el fin de que se intervenga con esta señorita para que acepte una entrevista cordial y amistosa en su casa para así poner fin a esta contienda que ya lo exige la conciencia y la justicia (...).

Si estas señoritas no aceptan esta propuesta cordial (...), le ruego trasladarme a la cárcel puesto que en la cárcel tendrán que notificarme mi causa y aplicar la justicia conforme lo exijan las leyes y en cumplimiento del deber de quienes estén investidos de autoridad en nombre de Dios y la patria. Para terminar y no cansarlo con esta lectura que la he escrito sin anteojos, le ruego a su digna persona que (...) me den de nuevo mi salida y que me sigan traicionando las dichas señoritas, pues yo solo estoy ya para una vida un poco tranquila pues mi edad y las leyes lo exigen.(..)
Que Dios bendiga su existencia.
Su servidor atentamente,
Enero 27 de 1958
Manicomio Marzo 8-1950