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En la hora de su muerte, como historiador y decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, invoco la memoria de Julián Betancourt Mellizo, físico, educador y profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá.

Julián dirigió, hasta su fallecimiento, el Museo de la Ciencia y el Juego de la Universidad Nacional, el primer espacio museolúdico interactivo del país y lugar fundamental para la divulgación y la apropiación social de las ciencias, en especial de la física.

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La divulgación de las ciencias tiene un sentido político profundo, porque es un componente central en los procesos de democratización y transformación social de Colombia y América Latina.

Ahora que los museos de ciencia y tecnología se han institucionalizado y convertido en parte del paisaje turístico suele olvidarse la transgresión y la utopía pedagógica que les dio vida.

La sala interactiva del museo universitario fue un dispositivo subversivo, primero contra la escuela y sus formas de enseñanza autoritarias, después contra la concepción del museo como un lugar donde la gente va a ver, tiene que estar quieta y no puede tocar nada.

El Museo de Ciencia y el Juego de la Universidad Nacional, por el contrario, fue concebido como un espacio de libertad, para divertirse, experimentar y manipular los objetos.

Julián hizo parte de un amplio movimiento educativo que buscó vitalizar (viralizar, en el argot actual) el amor al conocimiento en las aulas de los colegios, las bibliotecas locales, las ferias y los clubes científicos de diversas regiones colombianas.

Sobre todo, quiso llevarlo a las calles, pasearlo por los parques, que subiera a los buses y estuviera en maletas viajeras, que fuera parte de lo cotidiano en un país que vivía en medio de tantas guerras y desigualdades. Las burbujas de jabón, que en la infancia hacen volar el deseo y la imaginación, fueron el símbolo de esa utopía profundamente humanista de popularización del conocimiento científico.

Museo, juego y física constituyen el bello legado de Julián Betancourt Mellizo. En su memoria seguiremos, aprendiendo, jugando y experimentando, libres y solidarios, amando el conocimiento. Cómo niños y jóvenes que fuimos, con quienes todavía lo son, vamos felices por las calles y los campos de Colombia jugando con burbujas de jabón.

Por: Óscar Calvo Isaza,

Decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Sede Medellín