¿Qué hacer ante la efervescencia de personalismos electorales?
Por: Doris Gómez Osorio
Docente del Departamento de Ciencia Política
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas UNAL Medellín
No es un secreto el fenómeno cada vez más evidente de la personalización de la política: individuos carismáticos, apalancados por un despliegue especial de acciones y estrategias comunicativas, siempre bajo la lupa auscultadora de los medios de comunicación y los likes de audiencias digitales maleables. En palabras del asesor y analista Mario Riorda:
“La personalización cada día es mayor y aquí pierden terreno, no las ideologías, sino los partidos políticos. La transmisión de la comunicación política tiene una propensión a acentuar la parte desempeñada por el individuo. Las campañas electorales son hoy un verdadero ejemplo de prioridad del personalismo como principal motivador del voto. Se personaliza el suceso y se privilegia al portador del mensaje antes que al grupo que representa.”1
Los problemas surgen cuando detrás de la figura carismática no hay una propuesta programática efectiva, fundamentada en las demandas ciudadanas de una colectividad, sino que la candidatura responde solo a intereses de un pequeño grupo o a agendas individualistas, o peor aún, ocultas. Este fenómeno plantea importantes retos a los sistemas democráticos ya en crisis, pues altera los parámetros de la deliberación pública, las formas de la contienda electoral, los criterios de elección, las prioridades de quienes son elegidos y elegidas, y en últimas, la relación mandatarios - ciudadanía.
Recientemente, según la Registraduría Nacional del Estado Civil2, fueron inscritas un total de 132.553 candidaturas para participar en las elecciones territoriales del 29 de octubre de 2023:
Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil
Destaca, en los cargos uninominales, el número de inscripciones a las alcaldías: solo en Medellín se pasó de 12 candidaturas en 2019 a 16 en 2023. No es extraño este fenómeno cuando asistimos también a una nueva fase de atomización de los partidos políticos: 35 cuentan con Personería Jurídica, según el Consejo Nacional Electoral3, lo que deja ver el debilitamiento de esa misión canalizadora de los interés y las demandas ciudadanas; y la falta de tejido ideológico – programático a la hora de construir, promover y elegir propuestas que quieren llegar a hacer Estado, una de las principales razones de ser de las organizaciones partidistas. Entonces, hay candidatos sin base social, ideológica o programática y abundan candidaturas moldeadas por el mercadeo político: efervescentes en la contienda, ligeras e ineficientes en los ejercicios de gobierno. Pero también, y peor aún, ciudadanías cada vez menos comprometidas con proyectos políticos de largo plazo y desentendidas de la veeduría y el control político.
¿Qué podemos hacer desde las instituciones que buscamos la formación política?
¿Un rasgo fundamental de nuestro sistema político es la abstención: cifras recientes hablan de entre un 40 y 50%, y evidencian una ciudadanía apática con los procesos electorales. Frente a esto, un primer reto y quizá el más importante, es que la ciudadanía se sienta convocada por los procesos electorales y que,además, estos impliquen un vínculo inmediato y prolongado de quienes votan con aquellos a quienes eligen.
Para eso es crucial la construcción de candidaturas arraigadas en una base, en proyectos colectivos y de largo plazo. El camino que recorren los partidos y movimientos políticos (guardadas las considerables diferencias) en su configuración y consolidación debe promover liderazgos comprometidos con perspectivas ideológicas, programáticas y agendas precisas y diferenciables. Aunado a esto, la comunicación política y el marketing político refuerzan una comunicación que ya existe, en vías de convertir a los y las militantes en candidatos enfocados y votantes comprometidos. De lo contrario, comunicación política y marketing político se convierten en herramientas de banalización de lo político y la política.
No está mal que existan campañas por fuera de la institucionalidad partidista, que emergen según demandas de los contextos particulares; esto hace parte de lo que en esencia es la democracia: si la oferta de movimientos y partidos no da opciones, es legítima la emergencia de alternativas; pero estas deben ser también la representación de apuestas colectivas. Adicionalmente, las campañas alternativas no pueden convertirse en la regla, porque esto da cuenta de una falla estructural del sistema de partidos, de la práctica electoral y del sistema democrático mismo.
Adicionalmente, un entorno de campañas como el que tenemos hoy, de hiper estrategia, donde el uso de tecnologías y datos supera la narrativa del vínculo y el interés programático, es fundamental la promoción de ciudadanías que comprendan de manera crítica estos entornos de campaña; esto es, leer entre líneas lo que oculta el marketing político y la estrategia digital electoral; develar esos liderazgos construidos de la nada, en tiempo record, maquillados, inconsistentes y con pies de barro. Debe insistirse entonces en:
● Espacios permanentes de conversación en línea y fuera de línea: los entornos dialógicos establecen un clima de verdadero interés, control y veeduría con las agendas electorales y el compromiso de los y las candidatas con los temas de interés para la ciudadanía.
● Chequeo de datos como estrategia contra las fake news: len un contexto de Infodemia, donde la verdad parece el interés menor, es necesario promover la verificación constante de la información y datos que circulan en relación con los actores, escenarios y temas de interés.
● Pedagogía permanente sobre la mecánica electoral: si entendemos lo electoral como “la mecánica matemática de la democracia”, cargada de una funcionalidad práctica poco comprensible para la ciudadanía general, es fundamental que en cada proceso electoral se difunda una pedagogía permanente de la dinámica del voto y del sistema electoral: saber cómo votamos, por qué y cómo se gana una elección.
● Auscultamiento de trayectorias, alianzas y propuestas: apelando a la transparencia como un principio fundamental de la gestión pública, tanto candidaturas, candidatos(as), equipos de campaña, medios de comunicación y ciudadanía en general, deben propender porque la información relacionada con lo electoral sea abierta, de acceso público y útil para ejercicios permanentes de control ciudadano.
Frente a campañas efervescentes queda optar por ciudadanías más activas en lo electoral y en la vida cotidiana: ¡que no coman cuento!
Sobre la autora
Docente del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín. Politóloga y comunicadora social – periodista. Magíster en Ciencia Política, estudiante del Doctorado en Comunicaciones de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina).
1 Riorda, Mario (2010) Comunicación política en elecciones locales. Criterios para su profesionalización. Universidad de La Rioja. Pág 10.
2 Registraduría Nacional del Estado Civil. 132 553 candidatos se inscribieron para las elecciones territoriales 2023, 4 de agosto de 2023. En: https://www.registraduria.gov.co/132-553-candidatos-se-inscribieron-para-las-elecciones-territoriales-2023. htm
3 Consejo Nacional Electoral. Partidos Políticos con Personería Jurídica Vigente. Consultada el 3 de agosto de 2023. En: https://www.cne.gov.co/partidos-politicos-con-personeria-juridica-vigente