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Racismo y tecnología:

el legado de la eugenesia en la era de las clases vectorialistas


Por: Estefanía Rivera Guzmán
Magíster en Estudios de Género, historiadora de la Universidad Nacional de Colombia

En el mes de mayo de 2024 se publicó el libro de mi autoría Mujeres y Anticoncepción. Discursos y prácticas. Medellín. 1965-1975. Este trabajo investigativo explora los discursos sobre la anticoncepción a nivel local e internacional y su relación estrecha con los discursos eugenésicos, racistas y clasistas. Estos discursos fundamentaron las prácticas de esterilización forzada y planificación Familiar. En Estados Unidos en 1932 la sociedad eugenista logró que 26 estados aprobaran leyes que regulaban las esterilizaciones forzadas, lo que evidentemente estuvo dirigido a mujeres negras, migrantes y empobrecidas. Los programas de planificación familiar en la década del sesenta estuvieron dirigidos a los países considerados “subdesarrollados”, foco de políticas de intervención internacional dirigidas principalmente a mujeres empobrecidas; en Perú, en la década del noventa, se practicaron un sinnúmero de esterilizaciones forzadas en mujeres indígenas en el marco del Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar.

¿Qué relación o continuidad tienen estos discursos con el avance de la tecnología, los algoritmos y la clase que acumula datos, información y controla la economía mundial?

Esta perspectiva histórica nos lleva a cuestionar la relación entre estos discursos y el desarrollo contemporáneo de la tecnología, los algoritmos y el poder de los datos. Hace un par de años exploré el texto El Capitalismo ha muerto. El ascenso de la clase vectorialista, de McKenzie Wark, pionera en la contracultura hacker y experta en tecnología de la información. Wark describe esta clase como aquella que controla datos e información. Este grupo social se beneficia de la acumulación y el control de datos, lo que le otorga un poder económico y social sin precedentes. La información y los datos se han convertido en los principales activos económicos, similares a la tierra y el capital físico que eran las principales fuentes de riqueza en las economías agrarias e industriales, respectivamente.

Ahora bien, en este nuevo capital de la era digital operan también la eugenesia y el racismo como políticas predominantes en el pasado, moldeando políticas y prácticas sociales que excluyeron y oprimieron a pueblos considerados inferiores por las élites económicas. Estas ideologías promovieron la idea de una "raza superior" y utilizaron la ciencia para justificar la discriminación y la exclusión.

En los últimos años, se ha popularizado la apuesta del movimiento pronatalista promovido por importantes personajes como Elon Musk, Ross Dou, Joe Rogan, Jeff Bezos o Marc Andreessen. Han invertido de manera significativa en laboratorios genéticos para avanzar en la selección de los "genéticamente superiores", es decir, los que tienen la tecnología a la mano, procrearían y, así, repoblarían las sociedades. Este movimiento afirma que existe la necesidad de ser pronatalistas para poblar el planeta con "aquellas personas que puedan producir una descendencia genéticamente superior".

En el contexto del Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2024 del fpnu, se aborda la preocupación sobre las teorías pronatalistas que promueven la idea de la superioridad genética, pues estas teorías sugieren que la procreación de personas con características genéticas óptimas es crucial para mejorar la humanidad y evitar un deterioro en la calidad de vida.

La transición de las ideologías eugenésicas a la era digital no implica una ruptura radical, sino una continuidad en los discursos de exclusión. La clase vectorialista, al acumular y controlar la información, debe ser vista como un nuevo actor en la perpetuación de desigualdades que antes se justificaban mediante la ciencia y el racismo. La reflexión crítica y el análisis de estas dinámicas son esenciales para abordar y desafiar las formas contemporáneas de opresión y exclusión.

Es crucial cuestionar cómo las prácticas y los discursos históricos sobre la eugenesia y el racismo continúan influyendo en nuestra era digital. La tecnología no es neutral; refleja y reproduce las desigualdades y los prejuicios que ya existen en la sociedad. Debemos ser conscientes de cómo los algoritmos y el control de datos pueden perpetuar formas modernas de exclusión y discriminación para avanzar en su disputa.


Sobre la autora 

Es egresada del pregrado de Historia de la FCHE y magíster en Estudios de Género, de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, título que alcanzó con tesis meritoria. Actualmente es profesional especializada en el Viceministerio de las Mujeres del Ministerio de Igualdad y Equidad. Es integrante de la organización Republicanas Populares, donde coordinó el Observatorio de Feminicidios de Colombia durante cuatro años, e investigadora sobre estrategias de protección a mujeres en riesgo de feminicidio. Durante más de diez años ha trabajado en proyectos alrededor de la prevención y atención a las violencias contra las mujeres, y ha participado en diversas investigaciones alrededor de las violencias contra las mujeres y el feminicidio.