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Amor y archivos


Por: Eulalia Hernández Ciro
Profesora de la Universidad de Antioquia, adscrita al Instituto de Estudios Regionales, Iner. Historiadora y Doctora en Historia de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Magíster en Estudios Socioespaciales de la Universidad de Antioquia. Integrante de la Red Colombiana de Historia Urbana y del Grupo Estudios del Territorio.

" Es mucho más fácil hablar de pérdida que de amor. Es más fácil expresar el sufrimiento que provoca la ausencia de amor que describir su presencia y significado en nuestra vida". bell hooks1

Hace unos años, cuando iniciábamos una investigación sobre cartas de amor en el Archivo Histórico Judicial de Medellín, encontré en un número especial de la Revista Arcadia un tema revelador: “La educación sentimental en América Latina”2 . Además, unas preguntas que nunca me había hecho: ¿dónde aprendemos sobre el amor? ¿cómo nos preparamos para superar una pena? ¿recibimos alguna “educación sentimental” en la familia? ¿en la escuela? Las posibles respuestas a estas cuestiones que traía el impreso fueron aún más sorprendentes: las telenovelas, el tango, las rancheras, el bolero, las baladas, la publicidad y, en los años recientes, las redes sociales y ritmos como el reguetón, han sido los encargados de “dirigir” nuestra educación sentimental.

Para mi olfato de historiadora aparecía un asunto apasionante: el amor no es un sentimiento universal que escapa a cualquier tiempo, espacio y cultura. Por el contrario, “eso que llamamos amor” tiene una historicidad y unas condiciones de posibilidad y existencia: no siempre hemos amado ni amaremos de la misma forma. Aunque hay procesos de larga duración y continuidades que marcan nuestros afectos y sensibilidades, también hay discontinuidades, rupturas y superposiciones.

Paralelo a esta revelación, fui descubriendo que, desde la filosofía, la antropología, la sociología y la psicología existía una fructífera trayectoria de estudio de estas cuestiones. Por solo mencionar algunos, están trabajos clásicos como los de José Ortega y Gasset Estudios sobre el amor (1939) y La separación de los amantes (1969) de Igor Caruso; los de Agnes Heller sobre la Teoría de los sentimientos (1979) y otros contemporáneos, como Amor líquido (2003) de Zymunt Bauman, Todo sobre el amor (2000) de bell hooks y Por qué duele el amor (2012) de Eva Illouz.

A pesar de “haber llegado tarde” a estos temas, la Historia no se ha quedado atrás de este “giro emocional”. Efusión y Tormento (2008) de Arlette Farge; Amor e historia. La expresión de afectos en el mundo de ayer (2013) compilado por la mexicana Pilar Gonzalbo y trabajos como los de Margarita Garrido y Pablo Rodríguez en Colombia, vienen mostrando un campo fructífero de cruce entre la historia de las emociones y de los sentimientos con la historia de la vida cotidiana y la historia política.

Junto a los debates sobre qué es el amor, cómo se conecta con otros sentimientos y por qué y para qué historiarlo, otro reto tiene que ver con el cómo volverlo un objeto de estudio concreto de la Historia: ¿En qué archivos buscar? ¿Con cuáles fuentes trabajar? ¿Qué tipos de lecturas y preguntas hacer? ¿Cómo recuperar las memorias y narrativas sobre el amor? ¿Se puede pasar de comprensiones de la subjetividad a cuestiones colectivas? Debates y retos que, por lo demás, requieren abordajes interdisciplinarios, tanto desde los conceptos y categorías, como desde las metodologías y escrituras.

Para tiempos recientes la historia oral y la etnografía son un camino. Al conversar con nuestras abuelas sobre sus experiencias y referentes en el amor, pueden encontrarse coincidencias de una generación: la lectura a escondidas de Aura o las violetas de Vargas Vila; la imagen de Carlos Gardel como galán y hombre deseado; las normas de comportamiento del Manual de Urbanidad y Buenas Costumbres de Carreño; el cine mexicano y las formas de cortejo allí presentes, entre otros. Para los que nacimos en la década de 1980, los finales de “Y fueron felices para siempre” de las historias de Disney y de los cuentos de los hermanos Grimm, producciones cinematográficas como Titanic y las baladas románticas que sonaron en emisoras como La Voz de Colombia, definieron buena parte de nuestra educación sentimental.

Al lado de los testimonios de viva voz a los que podemos acceder, las producciones literarias, audiovisuales y radiales se convierten en unos archivos potenciales para desentrañar esos sentimientos de las últimas décadas. Viajando un poco más al pasado, las narrativas personales contenidas en la correspondencia, los diarios íntimos, las autobiografías y las memorias han sido un corpus privilegiado para preguntarse por el amor y el desamor. Materiales que interpelan también nuestras posturas como investigadores ya que a través de ellos nos inmiscuimos en vidas privadas que no pensaron ser examinadas por los historiadores del futuro.

La producción de instituciones relacionadas con la salud, como los archivos psiquiátricos, con sus historias clínicas, procedimientos, diagnósticos y reglamentos; así como como los centros de instrucción y corrección, como cárceles e internados, entre otros, son también otro de los acervos en los que podemos comprender el funcionamiento de las emociones y las formas en las que se han intentado regular.

Otro corpus son las publicaciones periódicas y revistas como Letras y Encajes para el caso de Medellín o Cromos a nivel nacional, donde en los discursos, imágenes y representaciones, se mezclan formas del amor romántico y el amor maternal como imperativos para las subjetividades femeninas. Así mismo, podemos encontrar formas de amor y desamor en registros fotográficos de matrimonios o postales familiares y en documentos oficiales, como escrituras de dotes matrimoniales en los protocolos notariales y juicios de divorcio.

Pero quizás uno de los acervos privilegiados para explorar la dimensión afectiva de las relaciones humanas son los Archivos Judiciales, de procesos civiles y criminales. Tanto en casos de homicidio, robo, como en otros como el rapto, incumplimiento de promesa de matrimonio, estupro, seducción afloran las más profundas pasiones. Un poco de estas posibilidades se exploran en la exposición Los códigos del amor. Delitos y cartas de amor en el Archivo Histórico Judicial de Medellín, inaugurada el pasado 15 de febrero de 2024. Una iniciativa del Laboratorio de Fuentes Históricas de la Universidad Nacional de Medellín y el Semillero de Estudiantes de Paleografía SEPA del Departamento de Historia, apoyada por Comfama y que será expuesta en varios lugares de la ciudad.

Hablar del amor, de amar, más aún, buscar historias de amor, nos permite interrogar nuestro presente y ahondar en nuestras emociones. La invitación es, pues, a volver a los archivos -y buscar nuevos- con otras preguntas y otras herramientas, que provengan de un diálogo interdisciplinario y del autorreconocimiento como seres sensibles. El trabajo de archivo, constitutivo de nuestro oficio de historiadores, tiene sentido cuando hacemos hablar al archivo y cuándo lo sabemos escuchar. El reto, es, pues: ¿cómo preguntarle cosas a los documentos para las que no fueron hechos? ¿cómo escuchar lo que nos pueden decir sin que lo estemos buscando?

Referencias

Gómez Gómez, M. M. & Hernández Ciro, E. (2015). Palabras de amor: vida erótica en fragmentos de papel. De la escritura y los relatos populares en el Archivo Histórico Judicial de Medellín, 1900 – 1950, Sílaba Editores.
Hernández Ciro, E. (2021). "Los cuerpos del delito. Etnografiar los expedientes judiciales: una herramienta para la historia". En: Quiceno Toro, N. (Comp.) & Echeverri Zuluaga, J. (Comp.). Etnografía y espacio: Tránsitos conceptuales y desafíos del hacer. Fondo Editorial FCSH, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia.
Revista Arcadia. La educación sentimental de América Latina, 11 de septiembre de 2013.


1Todo sobre el amor. Barcelona: Paidós, 2021, p. 24.
2Revista Arcadia. La educación sentimental de América Latina, 11 de septiembre de 2013.